El Festival de Cine de La Habana, uno de los más antiguos y prestigiosos de América Latina, trata de resolver la crisis de la digitalización y la escasez de recursos financieros con gestiones y realismo, pues “nunca va a ser rentable”, afirmó su director Iván Giroud.
“Nosotros seguimos tratando de buscar fuentes externas de financiamiento e internas también”, señala Giroud a dos meses de su 37 edición, prevista del 3 al 13 de diciembre.
En una entrevista reproducida en el portal oficial del evento, habanafilmfestival.com, Giroud consideró que “el Festival no puede escapar a la realidad económica del país, del mundo, del desarrollo, los cambios, las transformaciones”.
Nacido en 1979, el Festival contó inicialmente con subvención estatal, con la cual se convirtió también en el suceso cultural anual más importante de Cuba. Cientos de miles de espectadores pasan por las salas cada año en los tradicionales 10 días de muestra.
Pero con la crisis económica de los años 90, tras la desaparición del bloque soviético, el festival tuvo que apelar a financiamiento externo y a la promoción comercial para sobrevivir, apretándose el cinturón.
Las autoridades suprimieron los comerciales y el ministerio de Cultura y el Instituto de Cine (ICAIC) tuvieron que asumir parte de los gastos. La española Fundación de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), es el principal patrocinador extranjero en la actualidad.
El precio de la entrada de los cines en Cuba es de 2 pesos (0,10 dólar), pero Giroud es partidario de mantenerlo mientras no se reparen y modernicen las salas, propiedad del estatal ICAIC, y mientras los salarios en Cuba mantengan su actual nivel, de unos 19 dólares mensuales.
“Atravesamos una crisis en este momento, un cambio de paradigmas: desapareció el celuloide, y por tanto todos los proyectores de los cines que tenemos son ya parte del pasado, el paso del cine analógico al digital”.
Señaló que, en la pasada edición, se logró contar con dos proyectores digitales. Este año se espera otro por donación francesa y uno que gestiona en Italia. EL ministerio de Cultura está en gestiones para un quinto.
“Esto condiciona la reducción de la programación. Pero no va a afectarse la calidad del Festival”, señaló.
Giroud aseguró que “el Festival nunca va a ser rentable, y proponerse eso sería o un suicidio, o un asesinato en todo caso. Una cosa es que, con responsabilidad, administremos los recursos que nos dan, y que generemos ingresos que complementen el presupuesto y hagamos el festival que podemos hacer de acuerdo al país donde vivimos”.