La de Guinods, con toda probabilidad, será la última visita española de alto nivel antes de las elecciones generales en el país ibérico, lo que constituye un intento por posicionarse en Cuba ante la nueva etapa que se ha abierto tras el deshielo entre Washington y La Habana.
Guindos ya tenía previsto viajar a Cuba a principios de julio, al frente de una delegación empresarial, pero la crisis griega obligó a que fuera sustituido a última hora por el ministro de Industria y Turismo, José Manuel Soria.
El pasado 16 de julio, Guindos recibió en Madrid al vicepresidente cubano Ricardo Cabrisas, con quien pactó un acuerdo para renegociar la deuda a corto plazo (300 millones de un total de 2.442), que probablemente se firmará durante la visita del ministro español a La Habana.
Aunque el impago de la deuda con España impedía hasta ahora financiar las inversiones y exportaciones a la Isla, se han abierto dos líneas de crédito por 25 y 40 millones, respectivamente.
La de Guindos será la tercera misión económica española a la Isla en lo que va de año. En abril, el secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, ya desembarcó en La Habana con más de 40 empresarios. España es el primer socio de Cuba en la UE, con unos 800 millones de comercio bilateral en 2014 y una inversión acumulada de 245,5 millones en 2002.
La ley de inversión extranjera, la incipiente liberalización económica, la zona franca en el puerto de Mariel o el futuro acuerdo de cooperación con la UE abren enormes posibilidades en nuevos sectores y no solo en el hotelero, donde las empresas españolas ya son líderes.
Las relaciones políticas, todavía muy frías, no avanzan con la misma rapidez que las las económicas. El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, solo ha visitado una vez la Isla, en noviembre pasado, y no fue recibido por el general Raúl Castro. A primeros de septiembre viajó a la Isla el presidente del Congreso español, Jesús Posada, acompañado por representantes de todos los grupos parlamentarios.