El consumo de drogas prohibidas o ilícitas, experimentó un crecimiento en Cuba entre la población cubana, admitió un oficial de la policía que prefirió el anonimato.
En el malecón habanero, se dan cita los fines de semana, cientos de jóvenes que desean compartir y pasar el buen rato. Este lugar es aprovechado por personas inescrupulosas para vender drogas, alcohol o pastillas, sin importarles las consecuencias que le puedan traer a los que allí se reúnen.
El reconocimiento oficial de la existencia de un mercado interior de consumo de drogas se ha reflejado en la televisión oficial a través de señales como la aparición de un mensaje anunciando una línea telefónica de ayuda a los adictos o la introducción en los guiones de casos contra redes que distribuyen cocaína, crack y cualquier otra sustancia. Los programas de asesoría psicológica han empezado a incluir consejos a los familiares que conviven con adictos.
Un segmento de músicos exitosos, emprendedores privados de negocios boyantes y personas que trabajan en centros turísticos suelen consumir cocaína. Los precios fluctúan según el momento.
Sin embargo, ya desde los años noventa, algunos estudios académicos y reportajes periodísticos empezaron a hablar en términos más realistas sobre la adicción y el consumo de drogasl y sustancias prohibidas.
Según un oficial de la policía que prefirió el anonimato, los municipios y barrios de La Habana, donde es mayor el consumo de drogas son Centro Habana, sobre todo Colón, Jesús María y San Leopoldo, Diez de Octubre y Arroyo Naranjo. “Se conocen de casos de vendedores que expenden drogas en puntos cercanos a escuelas secundarias y preuniversitarios”, precisa.
El incremento del turismo y la nueva capacidad económica de algunos sectores de la población serían las principales causas del presunto aumento de consumo de drogas.