Los mandatarios de ambos países se reúnen para estudiar las variantes que podrían conllevar a una solución a la crisis de cubanos en Centroamérica.
Los diálogos costarricenses en busca de una salida para miles de cubanos varados en su territorio, vuelve a la mesa del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) en la cumbre de presidentes en El Salvador, pero antes el presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, analizará el problema con su homólogo de Honduras, Juan Orlando Hernández.
Según la presidencia de Costa Rica, Solís visita Honduras, atendiendo una invitación de Hernández, que aprovecharán para una reunión privada y otra entre autoridades, para el fortalecimiento de las relaciones bilaterales, integración regional y el abordaje de la crisis con unos 6.000 migrantes de la isla caribeña varados en este país por el cierre de la frontera de Nicaragua.
Además de la negativa nicaragüense de permitir el paso de migrantes de la isla por su territorio, desde el pasado 13 de noviembre, Solís y Hernández analizan la ausencia de una solución regional a esta crisis humanitaria de cubanos en Centroamérica, así como la negativa de Guatemala y Belice de servir como puente para que los migrantes lleguen vía aérea y continúen el viaje a México y Estados Unidos por tierra.
El mandatario tico sostuvo una reunión en La Habana con el gobernante de Cuba, Raúl Castro, a quien también le expuso la crisis humanitaria sin que hasta el momento haya acciones concretas a favor de los migrantes producto de la reunión.
Solís dijo, durante la conferencia de prensa sobre las victorias jurídicas de su país en La Haya en litigios fronterizos con Nicaragua, que hubo un acuerdo mutuo con Cuba de abierta colaboración para buscar una salida pronta a la crisis.
El mandatario tico manifestó el deseo de que pronto “puedan darse noticias positivas respecto a estos trámites, que siendo intensos, aún no deparan anuncios significativos respecto a la voluntad de los países involucrados”.
Solís afirmó que su Gobierno sigue “esperanzado en que no solo se reconozca el derecho de tránsito de estos emigrantes”, quienes – insiste – “han salido de su país debidamente documentados”, sino que la crisis sea vista con una “perspectiva multinacional” en lugar de “un problema bilateral de Costa Rica con otra nación”.
A mediados de semana, según la Dirección General de Migración y Extranjería, Costa Rica había otorgado 5.360 visas extraordinarias de tránsito a cubanos que han ingresado por Paso Canoas, frontera con Panamá, desde el inicio del problema.
En ese mismo paso fronterizo hay 2.238 migrantes más esperando su ingreso leal a Costa Rica, pero el proceso es lento debido a la saturación en los 31 albergues donde más de 4.000 cubanos reciben asistencia humanitaria.
Costa Rica, por medio de la Comisión Nacional de Emergencia, ha invertido cerca de 200 millones de colones en asistencia humanitaria (unos 370.000 dólares).
En los albergues los cubanos están desesperados. La decepción sobre una pronta solución crece a medida que pasan los días. Según los propios migrantes, decenas intentan cruzar a diario a Nicaragua con ayuda de coyotes, pero la mayoría son devueltos por las autoridades nicaragüenses. De otra cantidad no se conoce su destino.
“No se sabe si continuaron el viaje, algunos dicen que han quedado detenidos en Nicaragua. Unos amigos de mi grupo cruzaron y quedaron de informarme sobre la travesía y no sé de ellos”, dijo un migrante de un albergue de La Cruz, Guanacaste, que pidió omitir su nombre.
“Hay temor de la gente, quienes son regresados no quieren hablar, no dicen nada, hay algo raro ahí”, añadió.