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Cuba achacó este jueves la crisis que vive actualmente Brasil a una “contraofensiva reaccionaria del imperialismo”, tras aprobar el Senado la destitución temporal de la hasta ahora presidenta Dilma Rousseff, un “paso fundamental” para los “objetivos golpistas”.

“Lo que ocurre en Brasil es parte de la contraofensiva reaccionaria del imperialismo y la oligarquía contra los gobiernos revolucionarios y progresistas de América Latina y el Caribe, que amenaza la paz y la estabilidad de las naciones”, afirmó el Gobierno cubano en un declaración divulgada el jueves en La Habana.

El Ejecutivo de la isla caribeña consideró que la separación provisional de Rousseff de la presidencia, para que el Senado decida mediante una votación su destitución definitiva, es un “artificio armado” por sectores de la oligarquía brasileña, apoyados por la gran prensa reaccionaria y el imperialismo.

El Ejecutivo de la isla caribeña afirmó que esa acción tiene el propósito de “revertir” el proyecto político del Partido de los Trabajadores (PT), “derrocar” al Gobierno legítimo y “usurpar” el poder que no han podido ganar con el voto electoral.

Además tildó la crisis en Brasil de “golpe de Estado parlamentario-judicial, disfrazado de legalidad”, que se gesta desde hace meses.

El Gobierno de la isla aseguró que el pueblo de Brasil, las fuerzas de izquierda y los movimientos sociales “rechazan el golpe y se opondrán a cualquier intento de desmantelar” los importantes programas sociales desarrollados por los gobiernos de Rousseff y su antecesor Luiz Inácio Lula da Silva, como “Bolsa Familia”, “Más Médicos”, “Mi Casa-Mi Vida” y “Hambre Cero”.

Rousseff está acusada de “maquillar” las cuentas públicas en los informes contables de 2014, año en el que la mandataria fue reelegida para un segundo mandato, y 2015.

Tanto la Cámara de Diputados como el Senado han aprobado por amplia mayoría la apertura del juicio contra la presidenta por ese motivo.

El Senado brasileño aprobó por 55 votos contra 22 la apertura de un juicio político a Rousseff, que será apartada del cargo durante los 180 días que se tomará la Cámara Alta para analizar el proceso.

Si los senadores la exoneran, Rousseff podría volver al poder, pero en caso de que sea condenada, sería destituida y el hasta ahora vicepresidente, Michel Temer, quien gobernará de manera interina durante la separación de la mandataria continuaría en la Presidencia hasta el final del mandato, en 2018.

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