La revista estadounidense de moda y estilos de vida, Vogue, dice que Cuba se esta convirtiendo en un paraíso culinario, con encantadores restaurantes que compiten por el dólar de los turistas.
Como las relaciones diplomáticas se descongelan, la anecdótica periodista de Vogue,Tamar Adler, vuela a La Habana para averiguarlo.
Valiéndose de un estilo altamente descriptivo, la curiosa Adler narra cómo logró visitar no sólo algunos de los más conocidos bares y paladares privados, sino también cómo pudo colarse y escudriñar a fondo los agromercados de la ciudad, las bodegas y los restaurantes estatales.
La autora nota, en uno de los mejores agros de la ciudad, que sólo existe un tipo de lechuga, una variedad de berenjena, una de tomate. Pero advierte también que “hay productos, hay comercio y, aunque muchos de ellos son turistas (ingleses, alemanes, japoneses), existen también clientes”.
La experiencia, recogida en un artículo publicado este miércoles, hace un recuento de cómo al triunfar la Revolución en 1959 comenzaron a nacionalizarse los restaurantes privados y luego cómo, con el Período Especial, “los cubanos vivían de agua con azúcar hasta la hora de cenar”.
Pero las cosas cambiaron en el año 2011, narra Adler, el presidente Raúl Castro revirtió la política oficial referida a la empresa privada, y se aflojaron las restricciones hacia las conocidas paladares con la posibilidad de arrendamiento de cualquier local estatal.
“Ahora, con la normalización de las relaciones con los EE.UU., una pieza vital del mercado –la afluencia de dólares extranjeros que permitan la actualización de la infraestructura, el aumento del capital, y la demanda- está comenzando a materializarse” sentenció.
La Cuba que no ha sido destrozado y maltratado por el ajedrez geopolítico tiene cerca el recuerdo de la buena comida, y cuanto más cerca se llega a los lugares los ingredientes se cultivan, y la menos burocracia puede interferir.
Después de visitar numerosos lugares y probar de los más variados platillos, la periodista de Vogue sostiene que “la Cuba que no ha sido destrozada y maltratada por el ajedrez geopolítico tiene de cerca el recuerdo de la buena comida –a la vez que admite- pero estos no son los placeres nostálgicos. Cada uno es tan maravilloso porque están teniendo lugar ahora”.
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