Las principales consecuencias del fenómeno meteorológico El Niño/Oscilación del Sur (ENOS), vigente en estos momentos, se continuarán sintiendo en Cuba durante los próximos meses, sobre todo con intensidad en enero y febrero, según dijeron meteorólogos al diario oficial Granma.
Los meses de enero, febrero y marzo, y quizá hasta abril, tienen una alta probabilidad de ser lluviosos e incluso tormentosos, término que indica la posibilidad de ocurrencia de brotes de tiempo severo asociados al avance de líneas de tormentas eléctricas vinculadas al paso de los sistemas frontales, manifestó a Granma el doctor Ramón Pérez Suárez, especialista del Centro del Clima del Instituto de Meteorología, y un acucioso investigador del evento El Niño/Oscilación del Sur (ENOS).
Su desarrollo en el oceáno Pacífico ecuatorial ha generado notables impactos en varias regiones del planeta, como son las precipitaciones intensas e inundaciones de suma consideración en países de América del Sur, y sequías severas en Indonesia, sur de África y otras áreas geográficas.
En el caso particular de Cuba, subrayó, la presencia de ese complejo proceso de interacción oceáno-atmósfera contribuyó en primer lugar a que el 2015 fuera el más cálido desde 1951 (vale resaltar que de los 15 años más calurosos en nuestro país, diez se correspondieron con ENOS de diferentes intensidades), mientras el bimestre noviembre-diciembre ha sido más lluvioso de lo normal, principalmente en el occidente y centro.
Pérez especificó que el actual Niño debe mantener su rango de fuerte hasta febrero para luego comenzar a declinar de forma gradual. Sin embargo, una vez que alcanzó esa categoría ocasionó cambios temporales en la circulación atmosférica, capaces de generar variaciones en los climas regionales que perdurarán por más tiempo y nuestro país no es una excepción.
El Niño es un fenómeno climático relacionado con el calentamiento del Pacífico oriental ecuatorial, el cual se manifiesta erráticamente cíclico, que consiste en realidad en la fase cálida del patrón climático del Pacífico ecuatorial denominado El Niño-Oscilación del Sur (El Niño-Southern Oscillation, ENSO por sus siglas en inglés), donde la fase de enfriamiento recibe el nombre de La Niña.
Este fenómeno, en sus manifestaciones más intensas, provoca estragos en la zona intertropical y ecuatorial debido a las intensas lluvias, afectando principalmente a la región costera del Pacífico de América del Sur.
El nombre de El Niño se debe a la asociación de este fenómeno con la llamada corriente del Niño, anomalía ya conocida por los pescadores del puerto de Paita, en el norte de Perú, quienes observaron que las aguas aumentaban su temperatura durante «la época de las fiestas navideñas» y los cardúmenes o bancos de peces desaparecían de la superficie oceánica, deduciendo que dicha anormalidad era debida a una corriente de aire caliente procedente del golfo de Guayaquil (Ecuador).