LA HABANA.- La disidencia interna de Cuba aguarda la visita del Papa con expectativas moderadas, valora el indulto de más de 3.500 presos anunciado por el Gobierno de Raúl Castro, pero reclaman un rol más activo de la Iglesia como mediadora entre la sociedad y el Estado.
Representantes de la oposición coinciden en que no se deben esperar “milagros” de la visita de Francisco, entre el 19 y 22 de septiembre, aunque sí confían en que el pontífice haga alguna mención a la necesidad de mejorar la situación de libertades políticas y los derechos humanos en la isla.
“Cuba está necesitada de cambios y libertad. La libertad no la va a traer el Papa pues no es un libertador. Los cambios tampoco, éstos deben ocurrir dentro de Cuba y tenemos que buscarlos los cubanos”, afirmó a Efe Berta Soler, líder de las Damas de Blanco, grupo femenino que aboga por la libertad de presos políticos y por los derechos humanos.
Aunque valora el papel que la Iglesia católica cubana desempeñó en 2010 como mediador para la liberación de presos políticos; Soler expresó su decepción con el actual rol del cardenal Jaime Ortega, máxima autoridad católica de la isla, a quien ve “demasiado próximo al Gobierno”.
“El cardenal recientemente ha dicho que en Cuba no hay presos políticos o que la sociedad civil no existe, no se conoce. Por tanto, si nos niega no puede ser interlocutor de nadie”, lamentó la líder de las Damas de Blanco, que no se ha reunido con Ortega desde 2012, aunque sí con otros miembros de la jerarquía católica de la isla para abordar la visita papal.
Opinión semejante mantiene Manuel Cuesta Morúa, del grupo de tendencia moderada Arco Progresista, quien cree que el papel mediador de la Iglesia “se debilita en la medida que tiene mayor interlocución con el régimen y menos con la sociedad civil”.
“Creo que la Iglesia está perdiendo una gran oportunidad de tener el mismo tipo de interlocución con la sociedad, sobre todo cuando declara que su misión no es política, sino espiritual”, agregó.
Sobre la visita del Papa señala que “se inscribe en la dinámica de la comunidad internacional, sobre todo EE.UU. y la Unión Europea, de no aislar más a Cuba, sino de incluirla en las esferas de globalización económica, política y espiritual”.
Sin embargo, apunta que para la integración total de Cuba en ese círculo, el Gobierno de la isla debe “dejar de encarcelar a personas por expresar sus ideas”; “acelerar el proceso de reformas para que los cubanos puedan construir un bienestar”; y que esa apertura de Cuba al mundo “tenga una base moral sólida”.
“En esto último la visita del Papa puede ser importante porque él habla de temas como la pobreza, el desarrollo el respeto a los valores humanos, que aquí todavía son un asignatura pendiente”, subrayó.
El ex preso político José Daniel Ferrer también confía en que la visita de Francisco, como en otras visitas papales, “deje algo bueno para Cuba”, aunque subrayó que el principal problema es la falta de derechos y libertades fundamentales.
“Lo que más preocupa al cubano es la situación de miseria en que vive la población, aunque cada vez más gente entiende que sin derechos y libertades no es posible hacer que la nación progrese materialmente”, precisó Ferrer, líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), organización opositora con especial presencia en el oriente del país, donde “el hostigamiento a disidentes es mayor”.
Al igual que Soler o Cuesta Morúa, Ferrer cree que la Iglesia católica “podría desempeñar un papel más activo, firme y decidido”.
Las expectativas del activista Elizardo Sánchez se limitan a que el indulto a 3.522 presos anunciado por el Gobierno beneficie a reclusos por motivos de conciencia, que suman 60 en el país según los datos de la Comisión Nacional de Reconciliación Nacional y Derechos Humanos, la única organización que documenta estos casos y que él lidera.
“No espero milagros, aunque quizá sí pueda influir en alguna mejora, más allá de la liberación de presos”, precisó Sánchez, quien recordó que es el Gobierno de la isla “el principal obstáculo en el tratamiento del pueblo cubano como ciudadanía”.
Por su parte, Antonio Rodiles, director de foro crítico Estado de SATS, espera que el Papa condene el “hostigamiento y la represión del régimen hacia opositores”.
“Supongo que el Papa abogará por el fin del embargo, pero no sé si hará lo mismo al condenar la situación de los derechos humanos en la isla”, señaló Rodiles, ya que opina que la visita del Papa tiene un alto componente político por su mediación en el deshielo entre Cuba y EE.UU, país que visita justo después.
Más optimista con la visita papal es la periodista independiente Miriam Leiva, quien afirma que Francisco “traerá a Cuba un mensaje de reconciliación y entendimiento entre los cubanos”.
“Creo que va a ayudar a recuperar valores que se han perdido, ya que predica en favor del fortalecimiento de los pueblos y la participación de la sociedad civil”, indicó Leiva.