El huracán Mateo se precipita hacia las Bahamas y la costa sureste de los Estados Unidos el miércoles dejando una ola de destrucción en Cuba con lluvias torrenciales y vientos de 210 kilómetros por hora.
No se reportaron muertes en Cuba, incluso después que la tormenta creo olas con de hasta 26 pies que destruyeron complejos de apartamentos y se llevó puentes en la costa norte de la isla.
Más de 1 millón de cubanos habían sido evacuados, según el canal de televisión estatal Cubavisión, algunos fueron alojados en refugios oficiales y otras personas se refugiaron con amigos o vecinos en zonas más seguras.
Entre los más afectados fue Baracoa, un municipio de 80.000 habitantes cerca de la punta oriental de Cuba, cuyas calles el miércoles estaban llenas de ladrillos, colchones y otros deshechos. Los fuertes vientos y las olas masivas arrancaron tejados, dejaron sin suministro eléctrico y cortaron el acceso a la ciudad.
Un importante puente utilizado para acceder a la región desapareció, y varias carreteras costeras fueron bloqueados por los piedra que empujó el mar.
Pero la destrucción pudo haber sido peor, en un primer momento parecía que el huracán podría golpear a Santiago de Cuba, la segunda ciudad más grande de la isla, pero terminó cambiando de rumbo, entrando por la costa este de Cuba y evitando ciudades mayores en población