Cuba rinde homenaje a la película ‘Casablanca’ con un bar.

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En las paredes de este bar del Estado hay carteles de la película que Michael Curtiz dirigió en 1942 y que cosechó tres premios Oscar (mejor película, mejor director y mejor guión adaptado). (CORTESÍA)
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En las paredes de este bar del Estado hay carteles de la película que Michael Curtiz dirigió en 1942 y que cosechó tres premios Oscar (mejor película, mejor director y mejor guión adaptado). (CORTESÍA)

 

Cada noche se proyecta una síntesis de la película en una pantalla en el fondo del escenario, como si Bogart y Bergman les dieran la bienvenida a los clientes de este bar de la tercera ciudad de Cuba, situada a 530 km al este de La Habana.

Caminar por una calle de la ciudad cubana de Camagüey entre fotos del Che Guevara y consignas revolucionarias, y desembocar en el ‘Café Americano de Rick’, de la famosa película Casablanca, parece una alucinación.

No están la bella y angustiada Ilsa (Ingrid Bergman) ni Sam (Dooley Wilson), el pianista negro que toca la canción As time goes by, pero se entra en un ambiente del Marruecos que retrata el filme, con arquitectura morisca y dependientes con trajes y gorros típicos.

En las paredes de este bar del Estado hay carteles de la película que Michael Curtiz dirigió en 1942 y que cosechó tres premios Oscar (mejor película, mejor director y mejor guión adaptado).

“Hicimos un estudio y aparecieron cuatro bares en cuatro lugares del mundo, que se llamaban ‘Bar de Rick’, y por esa razón no se le llamó ‘Bar de Rick’ y se le puso ‘Bar Casablanca'”, explica José Rodríguez, jefe de la estatal Oficina del Historiador (conservador) de Camagüey, a la que pertenece este local abierto el 3 de febrero.

Tras cruzar la puerta, semejante a la de la película, aparecen dos versiones de Rick (Humphrey Bogart) con saco blanco y lazo negro: Ariel Aguilera, el gerente del bar, y César Rodríguez, el jefe del salón.

Cada noche se proyecta una síntesis de la película en una pantalla en el fondo del escenario, como si Bogart y Bergman les dieran la bienvenida a los clientes de este bar de la tercera ciudad de Cuba, situada a 530 km al este de La Habana.

Cuando termina la proyección y comienza a tocar una banda, el cliente despierta de la magia, pues el jazz fusión o la salsa le recuerdan que está en Cuba.

Respirar cine por todos los lados

“Se trató de lograr una aproximación posible a la película, en un entorno donde se respira cine”, señala Rodríguez.

El Bar Casablanca está enclavado en “la calle de los cines”, en el casco histórico de la ciudad, en la que todo tiene que ver con el séptimo arte. La arteria cuenta con cinco salas, tres de ellas en reparación actualmente.

 

También está el restaurante Isabela, por la actriz cubana Isabel Santos (de 53 años), oriunda de Camagüey. La artista tuvo actuaciones memorables en más de 20 películas, entre ellas las polémicas cintas “Regreso a Itaca” y “Vestido de Novia”, estrenadas en 2014.

A raíz del éxito mundial de la película dirigida por Curtiz, abrió en la década de los 40 el cine Casablanca, que aún funciona.

Al frente, un viejo almacén en desuso fue demolido por la Oficina del Historiador, y una de sus empresas, Santa María, construyó un pasaje dedicado al cine.

En “El Callejón de los Milagros”, debido a la conocida película mexicana que Jorge Fons filmó en 1991, está el Casablanca, pero también una pequeña plaza donde se hacen proyecciones nocturnas al aire libre de antiguas películas, en un viejo proyector.

Al fondo se empata con un callejón sin salida, donde para cerrar el circuito la Oficina del Historiador construye ‘El Callejón de Charlot’, en homenaje al popular personaje de Charles Chaplin.

“Solo vienen cubanos”

“Hay todo un movimiento relacionado con el cine, porque el camagüeyano estuvo y está muy apegado al cine, hay una cultura (cinematográfica) importante”, dice Rodríguez.

La ciudad, que en 2014 cumplió medio milenio desde su fundación, es sede de un festival internacional de documentales y de la cátedra Tomás Gutiérrez Alea “Titón” (1928-1996), el director del famoso filme cubano ‘Fresa y Chocolate’.

El Bar Casablanca aporta el 20% de sus ingresos a la restauración del área de 54 hectáreas de Camagüey declarada Patrimonio de la Humanidad. Otros negocios, privados o estatales, aportan el 2%.

 

“Al Casablanca vienen cubanos, los turistas van de paso por Camagüey, y llegan cansados para trasnochar aquí”, dice el gerente Aguilera, en alusión a que en la ciudad pernoctan quienes viajan por carretera entre La Habana y el extremo oriente de la isla (Santiago de Cuba, Holguín o Guantánamo).

Pero el historiador espera que el flujo de turistas en la ciudad aumente con el deshielo de Estados Unidos y Cuba.

“Esto está empezando, esto empieza ahora, hay un aumento considerable este año con relación al año anterior, más de 5%”, del turismo en la ciudad”, dice Rodríguez.

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