La estudiante cubanoamericana que resultó gravemente herida en un accidente automovilístico en Cuba, podrá regresar a Estados Unidos esta misma semana tras el ofrecimiento de una compañía de ambulancias aéreas para transportarla desde La Habana sin costo alguno.
Luego de una odisea por la falta de un seguro médico que cubra los gastos de transportación, el congresista David Jolly anunció este martes que Bárbara Jiménez, actualmente ingresada en el Hospital Hermanos Ameijeiras de La Habana, recibirá los servicios de una firma de Tampa que asumirá su traslado de forma gratuita.
“Estamos trabajando con los proveedores de servicios médicos en el área para encontrar una instalación que pudiera cuidar de ella cuando llegue a casa. Tengo muchas esperanzas de que eso va a suceder tan pronto como esta semana”, dijo Jolly en declaraciones a la prensa.
Aunque Jolly no identificó la firma, JET-ICU, con sede en Brooksville, Florida, confirmó de manera independiente que realizará el traslado de Jiménez sin cargos adicionales a la familia.
Jolly agregó que hospitales locales han ofrecido también ayuda para acoger a la paciente, de 22 años, durante su proceso de recuperación, y que incluso hay una familia de Tampa que está dispuesta a hacerse cargo de los gastos de atención médica en Cuba.
Testimonio de generosidad
“Esto es realmente un testimonio de la generosidad de la gente en el área de Tampa, que han dado un paso al frente para tratar de resolver este problema por Barbara y su familia”, agregó el congresista.
El martes, Jiménez estuvo disponible telefónicamente para hablar desde el hospital. Dijo sentirse mejor, aunque aun está desorientada y no recuerda los pormenores de lo ocurrido.
Jiménez, estudiante de la Universidad de South Florida (USF) en Tampa, sufrió un violento accidente cerca del poblado de San José, provincia de Mayabeque, el pasado 3 de agosto. Jiménez y su novio, John Fox, resultaron severamente dañados como pasajeros del taxi donde viajaban junto a una tía y un primo de ella, quienes habían ido a recibirlos al aeropuerto internacional de La Habana. El choque se produjo con un camión estatal y el chofer del taxi (un Chevrolet 1952) falleció en la escena.
Su caso cobró resonancia en la prensa nacional debido a que la joven, que permaneció por cinco días en estado de coma y se le practicó una traqueotomía, no ha podido regresar a Estados Unidos por la falta de un seguro y de recursos familiares para costear el traslado, calculado en unos $50,000 dólares.
Se presume que los gastos incurridos en el Hospital Hermanos Ameijeiras, donde fue atendida en un pabellón para extranjeros, estén cubiertos en base del seguro médico obligatorio que pagan todos los pasajeros a Cuba, incluido en el boleto de avión a un precio de $50 dólares. Sin embargo, ese seguro no cubre una eventual transportación bajo requerimientos médicos a su lugar de origen.
Campaña de recaudación
Fox, de 23 años, ingeniero y novio de Jiménez, fue atendido de emergencia en el Hospital Militar Carlos J. Finlay, con fracturas de cráneo, cadera y en la cavidad ocular. Tras estabilizarlo, fue trasladado al Centro de Trauma del Hospital Jackson Memorial de Miami, pues su compañía empleadora, Northrop Grumman, con sede en Melbourne, Florida, asumió los gastos del operativo.
Pero la situación de Jiménez es diferente, sin seguro médico ni una institución para hacerle frente a su traslado y recuperación.
Por el momento, sus colegas del Capítulo Beta Gamma de la organización hispana Lambda Theta Alpha, comenzaron una campaña de recaudación de fondos por internet para ayudarla en este difícil momento. Hasta este martes se habían recaudado más de $17,000 dólares de una meta de $75,000.
Jiménez debía graduarse este otoño de una Licenciatura en Filosofía en USF y ya estaba estudiando para los exámenes de admisión de Derecho para asistir a la Facultad de Leyes de la Universidad Estatal de la Florida, en Tallahassee.
Sus familiares y compañeros de estudio la señalan como una persona emprendedora, tenaz, con mucho interés en la política y con una determinación clara para convertirse en una abogada litigante. En el 2012 trabajó como asistente en la oficina de la congresista Kathy Castor, una firme promotora de los viajes, los vínculos comerciales y la normalización de las relaciones con Cuba.
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Los padres de la joven, Jorge Jiménez y Daisy Falcón, residen en Immokalee, Florida, y viajaron a La Habana para estar junto a su hija, la semana pasada. Su hermana mayor, Caridad Jiménez, se trasladó a Cuba tras conocer el accidente y ha estado junto a la paciente durante los momentos de mayor gravedad.
“Ella es la persona más inspiracional que jamás he conocido y solo buscamos un poco de ayuda para traerla con su familia a Estados Unidos”, dijo Caridad.
“Fue muy duro verla en coma y entubada, casi sin poder respirar”.
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