LA HABANA (Reuters) – Bautizados como católicos romanos y educados por jesuitas, Fidel y Raúl Castro rechazaron a la Iglesia, declararon a Cuba como un estado ateo, persiguieron sacerdotes y cerraron escuelas religiosas después de asumir el poder tras la revolución de 1959.
En su vejez, sin embargo, los Castro han recibido a la Iglesia como los mejores anfitriones con visitas papales regulares.
Cuando Francisco aterrice el 19 de septiembre en Cuba se convertirá en el tercer Papa en visitar la isla de Gobierno comunista.
Su estada de tres noches destaca la nueva relación entre la Iglesia y el Estado en Cuba y la flexibilidad de Fidel y Raúl Castro hacia la religión en la cual crecieron y que luego rechazaron.
A su vez, la Iglesia ha sido menos hosca y ha jugado un papel importante en el acercamiento entre Estados Unidos y Cuba desde fines del pasado año.
Fidel Castro, de 89 años y jubilado, ha elogiado reiteradamente los valores cristianos y tiene entre sus amigos cercanos al sacerdote e intelectual brasileño Frei Betto.
Raúl Castro, de 84 años, y quien reemplazó a su hermano en la presidencia, ha ido aún más lejos en la apertura de las conversaciones con los líderes de la Iglesia dentro de Cuba y ha hecho concesiones al liberar a decenas de presos políticos y permitir las procesiones religiosas.
La Iglesia ha apoyado los esfuerzos de Raúl para reformar la economía planificada de estilo soviético y Francisco ha actuado personalmente como mediador entre Washington y La Habana para que dejaran de lado las hostilidades de la Guerra Fría.
Raúl Castro se reunió con el Papa Francisco en mayo en Roma y dijo que estaba impresionado por su “sabiduría y modestia”.
“Yo me leo todos los discursos del Papa. Si continúa hablando así, les aseguro que volveré a rezar y regresaré a la Iglesia Católica y no es broma”, dijo Castro a periodistas tras su visita al Vaticano.
La declaración causó sorpresa en todo el mundo y en ninguna parte más que en Cuba, donde la Iglesia reaccionó con cautela.
“No he oído hablar de que han vuelto a la Iglesia, pero la gente evoluciona un poco durante sus vidas”, dijo monseñor Dionisio García, arzobispo de Santiago de Cuba y presidente de la Conferencia Episcopal de Cuba.
García se refirió también a las libertades religiosas en la isla caribeña.
“Las cosas han mejorado para todas las religiones. Creo que la mentalidad ha estado cambiando. Hay más tolerancia en el momento de las prácticas religiosas. No todo lo que uno quiere, pero se ha cambiado para mejor”, dijo García.
CAMBIO GRADUAL
El Papa Juan Pablo II realizó en enero de 1998 una histórica visita a Cuba, la primera de un pontífice, y Benedicto XVI le siguió los pasos en 2012. Ambos se reunieron con Fidel y Raúl Castro.
Las visitas dieron un impulso a un lento y cauto proceso de cambio en Cuba desde el fin de la Guerra Fría.
Si bien el Gobierno cubano aún acosa a los disidentes, ha liberado a muchos de los más prominentes opositores pacíficos que habían sido condenados a largas penas de cárcel.
La Iglesia actuó como mediador ante el Gobierno cubano para impulsar luego la excarcelación de la mayoría de los disidentes que viajaron al exterior.
El Gobierno también ha buscado mejorar los lazos con los cubano estadounidenses más moderados y en adelante se esperan más cambios ahora que se han renovado ahora las relaciones diplomáticas con Estados Unidos tras décadas de hostilidad.
La Iglesia ha sido claramente beneficiada. La Navidad se convirtió en un día festivo nuevamente en Cuba después de la visita del Papa Juan Pablo II en 1998 y luego se retomó el feriado de Pascua tras el viaje de Benedicto XVI en 2012.
Dos nuevas iglesias se están construyendo en Cuba, las primeras desde la revolución de 1959: una en La Habana y otra en la occidental provincia de Pinar del Río.
A pesar de su tono más abierto, muchos expertos creen que los Castro en lugar de un despertar espiritual están inspirados por el realismo político.
En 1959, una mayoría de clero en Cuba era española y profundamente conservadora por lo que una ruptura fue inevitable cuando los rebeldes liderados por Fidel Castro derrocaron al dictador Fulgencio Batista.
“Ellos estaban imbuidos del anticomunismo de la Guerra Civil española. Ellos se colocaron al lado de Estados Unidos y los partidarios del régimen de Batista, por lo que la confrontación comenzó a ser política y no religiosa”, dijo Enrique Pérez Oliva, profesor de historia de la religión en la Universidad de La Habana.
“Sí, los Castro han cambiado, pero también lo ha hecho la Iglesia, es por ello que la reconciliación ahora es posible”, apuntó.
Los hermanos Castro sostienen que las lecciones de la vida de Cristo son compatibles con el socialismo.
“Si la gente me llama cristiano, no desde el punto de vista de la religión, sino de la perspectiva de visión social, declaro que soy cristiano”, dijo Fidel Castro en conversación autobiográfíca con el periodista Ignacio Ramonet publicada en 2006, poco antes de la enfermedad que le obligó a dejar el poder.
López Oliva dijo que los Castro cambiaron su postura para ayudar a atraer apoyo en la década de 1990 cuando el colapso de la Unión Soviética provocó una profunda crisis en el país y un aislamiento político. En 1991, el Partido Comunista de Cuba retiró la prohibición para que los creyentes se integraran a sus filas.
“La Iglesia es la mayor organización no gubernamental de Cuba y todavía tiene un significado”, dijo. “Necesitaban la Iglesia de legitimidad y como mediador internacional y nacional”, agregó.
(Reporte de Marc Frank. Con reporte adicional de Jaime Hamre; Traducción de Nelson Acosta; Editado en español por Javier López de Lérida)